Sindelar en do mayor


En el mismo cementerio en donde descansan los restos de Beethoven, de Brahms, de Schubert y de los Strauss, un rostro afilado parece asomarse de su oscuro mausoleo. Es la tumba de un joven austriaco que falleció a los 36 años en medio de un misterio. Su futbol enamoró a aquellos que lo vieron jugar. No por nada le decían el Mozart de Futbol.

La vida de Matthias Sindelar se cuenta através del futbol. Nació el 10 de febrero de 1903 en Koslov (Moravia), que entonces formaba parte del todavía Imperio Austrohúngaro. Si no, hubiera sido checo. Su familia era judía y en busca de trabajo emigraron a la capital imperial. Su padre era herrero y perdió la vida en la Primera Guerra Mundial.

A los 15 años lo fichó el Hertha Viena y ahí jugó hasta 1924. Después, el Austria Viena lo alistó entre sus filas y con este equipo ganó cinco Copas de Austria, un título de Liga y dos Copas Mitropa (torneo disputado entre los mejores equipos del centro de Europa).

A la selección nacional, conocida como Wunderteam o el equipo maravilla, llegó en 1926. Fue ahí donde compuso sus obras maestras que lo llevaron primero a la muerte y después a la inmortalidad. Aquella escuadra perdió sólo cuatro encuentros de cincuenta partidos disputados.

Se dice que Sindelar fue el mejor centro delantero del mundo en su época. Tenía genio en sus pies. Flotaba como una hoja de papel y antes de hermanarlo con Mozart lo conocían como el Hombre de Papel.


Físicamente es como si viéramos una extraña combinación genética. La delgadez de Peter Crouch (porque Sindelar no era alto, medía 1.75 metros), los movimientos de Zidane, la postura de Alfredo Di Stéfano. Y su disimulada y única sonrisa cuando el balón se estrellaba contra las redes de la portería.

Está considerado entre los más grandes futbolistas de todos los tiempos. Fue un héroe nacional en Austria. Lideró a su selección en el mundial de Italia 1934, celebrado bajo las condiciones de Mussolini. El Duce dio la orden de ganar o morir y los árbitros le abrieron el camino a los locales para que apenas derrotaran a los austriacos en la semifinal. En los Juegos Olímpicos de Berlín, el equipo maravilla se volvió a encontrar con los italianos y se quedaron con la medalla de plata.

Pero cuando Alemania se anexo a Austria, en 1938, y quiso disponer del territorio, de su gente y su cultura, el Hombre de Papel simbolizó lo que el pueblo sometido nunca se atrevió a hacer ante la invasión nazi. Hittler dio la orden de formar la selección alemana con la Wunderteam para triunfar en el mundial de Francia. Sindelar opuso resistencia a su manera. El 3 de abril de ese 1938 se celebró el partido de la unificación entre la Alemania y Austria. Ese sería el último partido de su vida.

El Wunderteam derrotó a los alemanes dos a cero. El primero fue de Matthias y tras el segundo gol, de su amigo Karl Sesztak, ambos se situaron delante del palco repleto de autoridades del III Reich, haciendo una especie de danza. Los generales nazis lo sentenciaron por la mofa. Tuvo la oportunidad en enmendar la ofensa si aceptaba jugar para Alemania en el mundial. No quiso. A partir de ese momento Sindelar fue un proscrito. La gente lo idolatró. Su futbol se convirtió en una forma de resistencia. Pero él tuvo que esconderse. Nunca más volvió a jugar. Nunca más pudo vivir libre. La Gestapo le hizo vivir un tormento.

El 22 de enero de 1939, los bomberos acudieron a una llamada de auxilio en la calle de Laaerberg. Olía a gas y la joven pareja de uno de los departamentos no respondía a los llamados. Eran Matthías y su esposa Camila, dormidos para siempre en su habitación.

La muerte de Sindelar tiene dos versiones. Una que habla de suicidio, otra que señala un homicidio. El hecho es que a su funeral asistieron cuarenta mil personas. Lo cierto es que con él había muerto una parte de Austria.

Matthias Sindelar es recordado como el Mozart del Futbol y está sepultado en el cementerio central de Viena (Zentralfriedhof), al lado de monstruos de la música que conviven en paz con el Hombre de Papel.



PD. La tumba de Wolfang Amadeus Mozart está en el cementerio de St. Marx en Viena.

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