Tarek

Aquel joven vendedor de frutas que se prendió fuego y se convirtió en el padre de la revolución tunecina se llamaba Mohamed Bouazizi, pero muy pocos sabían que su nombre verdadero era Tarek. Su padre le puso así en honor a uno de sus héroes futbolísticos. Tarek Dhiab está considerado en Túnez como su mejor futbolista de todos los tiempos. Un medio ofensivo que manejaba los hilos en el campo de juego y que con la selección de su país le diera a África la primera victoria en las copas del Mundo.

Esta anécdota comenzó aquel viernes 2 de junio de 1978, en el campo de Rosario, cuando el equipo mexicano buscaba sus primeros puntos presupuestados en la Copa del Mundo celebrada en Argentina. Ese día los tunecinos rompieron la lógica. Todo acabó siendo el inicio de una tragedia deportiva para México y  para ellos un momento generacional de inspiración.

El primer tiempo arrancó con dos equipos rivales que apenas se estaban conociendo. México tenía presupuestada la victoria, según el estratega José Antonio Roca. Nadie sabía que el número 10 era el líder de las Águilas de Cartago, ni que en 1977 Tarek Dhiab había sido nombrado el jugador africano del año.

La primera mitad estaba por finalizar cuando un ataque mexicano por el lado izquierdo fue interrumpido por una mano dentro del área. Se marcó tiro penal. El Gonini Vázquez Ayala pateó y el balón parecía rodar muy despacio.  No dio tiempo para más y se fueron al descanso con ventaja.

El segundo tiempo quedó marcado en la memoria. Túnez descifró la forma de juego de sus rivales. Rompieron el marcaje personal y llegó el empate. Toño de la Torre tuvo un mano a mano y falló. Con el dos a uno vino la desesperación y el tercero liquidó el partido.

Tarek Dhiab se convirtió en un héroe nacional. Fue el orquestador de esta victoria y encaminó a su equipo dejando huella. Aunque no le pudieron ganar a Polonia, empataron a cero con Alemania, esta demostración significó que la FIFA otorgará una plaza más para el continente africano en las siguientes ediciones de la copa del Mundo. Ante esta proeza, muchos niños en Túnez se llamarían Tarek. Así como este joven al que todos le decían Mohamed porque su madre nunca estuvo de acuerdo de que llevara el nombre del ídolo de su marido. Pero así fue, Mohamed  Bouazizi, el padre de la revolución tunecina que derrocó a la dictadura de Ben Alí, en realidad se llamaba Tarek, así como el futbolista.

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