Nuestro futbol llegó del fin de la tierra (1ª Parte)

El 11 de julio es día del minero, un pretexto ideal para viajar en el tiempo y recordar a aquellos que jugaron al balompié por primera vez en México, según la versión oficial de los historiadores. El hecho es que el futbol mexicano, introducido en la región de las minas hidalguenses, tiene orígenes córnicos. Para eso debemos conocer un poco sobre la cultura Cornish traída por los mineros que llegaron, en una fabulosa aventura, desde Cornualles hasta Real del Monte. Les aseguro que así, por lo menos, la escasa historia de los albores de este deporte en nuestro país tomará sentido y nos obligará a seguir hurgando en otras regiones donde se pelea la potestad del juego.

Cornualles (Cornwall en inglés; Kernow en córnico) es el ancestral escenario donde se desarrollaron las leyendas del Rey Arturo. Es el fin de la tierra para los antiguos habitantes de la isla británica. Es territorio de celtas por lo tanto hay misterios, magia, misticismo y rebeldía en su pasado, presente y futuro. Pero también es un ducado de la Corona Británica, por lo que el 2% del territorio le pertenece al efímero príncipe Carlos.

Desde tiempos muy remotos, Cornualles fue la principal fuente de abastecimiento de estaño para las civilizaciones antiguas del Mediterráneo y por eso cargaron con la fama de ser los mayores mineros del mundo. Pero en el fin de la tierra se agotaron los minerales y por eso tuvieron que emigrar. ¿A dónde? Un grupo partió rumbo a Oceanía, otro se dirigió al Cabo de Buena Esperanza (Sudáfrica) y el resto cruzó el Atlántico para llegar a América. Fue así como llegaron a México y aprovecharon el triunfo de la independencia en 1821 para sumirse en las abandonadas entrañas de los montes, ricas en minerales.

La expedición para traer las fantásticas máquinas mineras a Real del Monte, en particular, fue una de las más grandes epopeyas de la historia mundial de la minería. Se le conoce como “La Gran Marcha del Grupo de Transporte”. El viaje se realizó entre 1825 y 1826. Cuatro barcos – el Melpomene, el General Phipps, el Sarah y el Courier – transportaron a los primeros mineros de la compañía Minera Real del Monte y también cargaron las mil quinientas toneladas de equipo tecnológico  entre las que venían nueve máquinas de balancín Cornish con sus correspondientes calderas.

Zarparon de Falmouth (Aberfal en córnico) pero al llegar al Veracruz les denegaron la entrada. San Juan de Ulúa todavía era una guarnición española. Desembarcaron en la playa de Mocambo y tardaron ocho semanas en la descarga de las máquinas. Ahí mismo murieron 26 emigrantes, que padecieron por las fiebres o en accidentes originados en los trabajos de maniobras. Para los historiadores fue así como el inicio la revolución industrial en Latinoamérica.

Para llegar a Real del Monte fue otra aventura. Tardaron un año en recorrer los 400 kilómetros que había entre las costas del golfo y las minas de plata, situadas a tres mil metros sobre el nivel del mar. Por fin, los primeros llegaron el 1 de mayo de 1826. Sonaron las campanas, tocaron las bandas música. Hubo fiesta. Ese día, el pequeño pueblo empezaría a tomar la forma de las ciudades de Cornualles y por lo tanto, también empezaron a ponerse en prácticas las costumbres de los valientes viajeros.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Podrías dar las fuentes bibliográficas?