El truco del mago

Dentro del estadio que hoy lleva su nombre, existe un rincón consagrado a sus grandes recuerdos. Salió de El Salvador siendo un mago del balón pero en España traspasó los límites del truco y el ilusionista acabó por convertirse en su propia magia. El hechizo exquisito del fenómeno deslumbró a quienes lo vieron hacer aquellas culebritas macheteadas y hasta el mismo Maradona nunca se cansó de decir que uno de los mejores futbolista que él había visto venía de un pequeñito país de Centroamérica.
Nunca fue un obrero del balón, hubiera sido un insulto a su persona y un atentado a los cánones del gremio de los magos formidables que se han encargado de desviar el curso de la historia del futbol.
Y así se volvió leyenda y en su tierra un ser humano que despierta la mejores intenciones en aquellos que lo quieren simplemente por lo que es.
Si algún día pasan por este estadio y ven que la tarde está cayendo, seguramente el truco se esté gestando en los pies de un hombre que se define con una sola palabra: mágico.


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